Definitivamente la experiencia de acudir al Festival Gastronómico internacional que organiza cada año la Cámara de Comercio es el “deber ser” para todos los amantes de la buena mesa en El Salvador; más de 150 chefs de hoteles, restaurantes, pastelerías y servicios de banquetes, y otro tanto de alumnos y maestros de escuelas de cocina, acuden a este encuentro culinario.
Lastimosamente, el nombre del evento no dice claramente lo que es, porque en nuestro país el término “Festival Gastronómico” se usa indistintamente para varias cosas, de tal forma que se denomina así a una serie de eventos culinarios que se desarrollan cotidianamente en hoteles con temas étnicos o en ciudades del interior del país. No me mal interpreten: estos festivales gastronómicos son eventos magníficos en donde se come muy bien, pero sin duda son completamente diferentes del evento en cuestión.
El Festival Gastronómico Internacional es el certamen nacional de cocina más importante del país; los chefs competidores invierten una cantidad de tiempo importante en planificar los platos con los que medirán sus fuerzas cada año y el emplatado de cada uno es, sin duda, elegante hasta un nivel superlativo.
Todos los chefs cocinan con dedicación y su alimento diario es el disfrute de sus invitados o comensales, pero, sin duda, este día y en esta contienda cada plato es de competencia y busca ser mejor en presentación y sabor que el de sus iguales, es decir, los chefs participantes tiran la casa por la ventana e intentan enviar una plato perfecto, un plato ganador y van un poco más allá que todos los días con el anhelo de adornar su cocina y curriculum con una de las codiciadas estatuillas de chef, que la Cámara otorga esa noche a los mejores platos de cada categoría.
Este año no fue diferente y los asistentes pudimos constatar que las cucharas de los chefs salvadoreños están más cargadas que nunca; la precisión, técnica, glamour y el orgullo del trabajo bien hecho estaba presente en prácticamente cada plato que pude degustar; digo prácticamente porque debo reconocer que algunos de los chefs contendientes presentan platos cuya preparación o sabor los traicionan y resultan bastante mal.
Dejando de lado esos pequeños tropiezos, el Festival sin duda se renueva cada año, las propuestas son consistentes y se puede constatar que cada vez se mejora en la calidad y presentación de los platos. A mi juicio este fue el año de las escuelas de cocina, quienes se adjudicaron una cantidad considerable de los premios de la noche: ACEGA, Chef Academy, Universidad Francisco Gavidia, e INFRAMEN, reclamaron premios de 1er lugar en sabor; a ellos se sumaron el Hotel Siesta y Chef Factory, entre otros.
Felicidades a los participantes por su esmero y a la Cámara por seguir en el desarrollo de este importante evento culinario.