A un lado de la carretera que une Huizucar y Los Planes de Renderos nos encontramos con nuestro destino, un restaurante llamado Cachivaches, teníamos buenas referencias y decidimos ir conocerlo. Me imaginé un lugar más informal, tipo comedor, un cachivachero pues, pero Cachivaches está lejos de eso, es desde la primera vista un restaurante de montaña bien montado y con muy buen gusto.
Es una casita blanca (una antigua bodega de café) con adornos de laja vista y un jardín espectacular con mesas guarecidas con sombrillas blancas que dan a Cachivaches un toque elegante. Era mediodía pero estaba fresco, con neblina y llovía un poco por lo que decidimos sentarnos adentro, de inmediato nos llevaron el menú y como éramos un trio de buen comer decidimos ordenar de inmediato varios platos para compartir.
Como entrada pedimos Chicharrones y Cóctel de camarones a la Griega, como principales ordenamos Costilla adobada, Churrasco de 8 onzas, Arroz con Calamares y Camarones a la Boston y para terminar Torrejas y Dulce Camote acompañados de café.
La mesera puso sobre la mesa y como cortesía de la cocina unas tostadas de plátano con escache y salsa picante, el detalle se agradece y las tostaditas estaban ricas y tronadoras, el escabeche era un poco picante y los vegetales estaban al dente, en su punto ideal.
Sirven el Cóctel de Camarones a la Griega en un plato largo, donde están mesclados camarones, aceitunas verdes enteras, aceitunas negras en rodajas, y unos trocitos de tomate y cebolla, la presentación es agradable a la vista, los camarones estaban en su punto de cocción y la poción era generosa, el sabroso y rico desde el primer bocado.
Los Chicharrones los sirven con vegetales y tortillas fritas, algunos chicharrones son de carne y otros de costilla, perfectamente fritos y crocantes, francamente inmejorables, se acompañan muy bien con los triángulos de tortilla y por una porción de chirmol de tomates asados delicioso, de esos chirmolitos de los que siempre querés repetir.
Después de compartir las entradas dimos paso a los platos principales, el Churrasco es un corte de 8 onzas, un chorizo argentino, acompañados de vegetales al vapor, papas con perejil y chilmol, la carne un filete de lomo de aguja a la parrilla estaba asada a la perfección y en el punto pedido, pero esas 8 onzas tenían cara de 6, en cocina deben revisar esos cortes para estar acordes a lo ofrecido.
Pedimos un Arroz con Calamares para compartir, éste debo decir que fue el plato que dejó la impresión más modesta, la porción pequeña y desordenada en un plato con “cero” en presentación, con un sabor agradable pero nada impresionante, lo único de nuestra orden que no repetiría.
Después pasé a la Costilla adobada, la que sirven acompañada de frijoles fritos, queso fresco y aguacate, a este plato le falta un poco de color, pero el aroma embriagante y sabor de la costilla es increíblemente bueno, un adobo parecido al de Nahuizalco, uno de mis sabores favoritos de El Salvador, este es de esos platos que después de terminarlos te quedas deseando más, el queso fresco y los frijoles son los acompañantes ideales de esta costilla, con sabor a pueblo y tradición salvadoreña.
Por ultimo dejé los Camarones a la Boston, son camarones pequeños, enrollados en tocino y bañados con una salsa de queso, que acompañan con papas y vegetales mixtos, la porción de camarones es generosa y el termino de cocción bien logrado, la salsa de queso es magnífica y combina de gran manera con los camarones, un buen plato que vale la pena probar.
Para terminar la velada y aprovechando que dejó de llover decidimos parar al jardín a tomar el café y el postre, la vista que sin duda debe ser privilegiada estaba llena de neblina y apenas se miraban borrosos los trazos de la ciudad.
Recibimos nuestros cafés, los cuales acompañan de una pequeña tacita de leche caliente y nuestros postres, la Torreja puesta sola en el centro del plato, da aspecto de ser un poco seca, pero esa impresión cambia con el primer bocado, ya que está completamente llena de almíbar por dentro, muy sabrosa, y el Camote en Miel estaba de muerte lenta, lo preparan con panela y las rodajas de camote estaban impregnadas de ese delicioso sabor a molienda, tan bueno que al momento de publicar esta reseña, había vuelto a Cachivaches por un café y otra porción de camote.
Cachivaches no es una restaurante caro ni barato, sin ser de lujo es un tanto elegante y rustico, como dirían en mi pueblo Cachivaches es bueno como el queso duro blandito, con algunos detalles, sus platos son un poquito desordenados, incluso un poco sencillos, pero la cuchara de su cocinera debe ser de plata porque su comida es deliciosa.
Sin duda Cachivaches hace honor a su eslogan “un lugar para comer bien” y Red Fork otorga Cinco Tenedores Rojos a Cachivaches, está sentada valió cada centavo.
Para nuestros lectores que preguntan los precios:
Chicharrones $ 7.00
Cóctel de camarones a la Griega $ 9.00
Costilla adobada $ 12.00
Churrasco de 8 onz. $ 12.00
Arroz con Calamares $ 10.00
Camarones a la Boston $ 14.00
Torrejas $ 2.00
Dulce Camote $ 2.00
70 es mucho para un almuerzo para 3
Si me debo basar en la presentación, algunos de estos platos no resultan muy apetecibles, ese de los frijoles se miran muy resecos, la carne demasiado cocinada y en plato sucio… el otro que tiene tortillas , puede que los chicharrones se miren bien pero esas tortillas están terribles en su presentación