Contrario a la idea generalizada que las galletas de la suerte son chinas, estas galletas fueron inventadas en San Francisco, California en 1909. Su inventor nacido en el continente asiático tampoco era chino sino japonés. Estas galletes casi no se conocen en China y en los pocos lugares que las conocen se les llama Galletas Americanas de la Fortuna.
Makoto Hagiwara encargado del Japanese Tea Garden en el Golden Gate Park, servía junto al té unas galletas dulces. Con el objeto de ofrecer algo único distintivo de su salón de té, ideó las galletas en las que puso breves mensajes con proverbios japoneses. La receta fue originalmente inspirada en los Senbei (galletas de arroz originarias de Japón).
Los meseros del Japanese Tea Garden se quejaban que los clientes habituales del salón ya conocían todos los proverbios en los mensajes y que ya no los leían, Makoto que ya no conocía más proverbios que los ya usados, ideó poner buenos augurios en el interior de las galletas para volver a interesar a sus clientes.
En 1918 David Jung fundador de la Hong Kong Noodle Company de Los Angeles, industrializó la producción de estas galletas y las mitificó agregándoles la leyenda de que en el siglo XII militares Chinos mandaban mensajes escondidos en panes a través de las líneas enemigas de los Hunos y los Mongoles, costumbre que posteriormente las mujeres chinas adaptarían poniendo en galletas sus furtivos mensajes de amor.
David Jung trató de quedarse con el crédito de la invención de las Fortune Cookies, pero La Court of Historical Review de los Estados Unidos declaró en 1983 que la invención era de Makoto Hagiwara.
Según esta tradición americana que incluso los estadounidenses ignoran que no es china, si la galleta tiene dos papelitos te dan doble suerte y si viene vacía no tienes suerte que augurar y si tiene un papel en blanco tú escribes en él tu suerte.