Lima es uno de los destinos gastronómicos más importantes del mundo. Su comida, considerada una verdadera delicia, está cada día más difundida en todo el globo. A El Salvador llegó hace un poco más de 20 años de la mano del chef Roberto Cuadra, quien abrió las puertas de su versión de restaurante peruano en la colonia Miralvalle, al cual llamó Café Café. Este pronto adquirió la buena fama y reconocimiento que le acompaña a la fecha y que le permitió mudarse a un local más amplio y elegante en la colonia Escalón.
En día de semana y para almorzar decidimos visitar el restaurante que ahora se llama “Roberto Cuadra Cocina Peruana”. Llegamos temprano, por lo que solo encontramos una mesa ocupada y como siempre con un hambre marca diablo, por lo que nos dispusimos de inmediato a revisar el menú. Después de una breve valoración y la respectiva consulta con nuestra amable mesera ordenamos como entrada el tiradito al ají amarillo, la causa rellena de camarones y el chicharrón mixto, con la idea de ordenar posteriormente los platos de fondo.
Al llegar nuestros entrantes decidí comenzar por la causa. De presentación agradable, este es un puré de papa amarilla relleno de una ensalada de camaroncillos con vegetales y mayonesa. El puré, suave y cremoso, estaba maravilloso y combinaba de gran manera con el sabor de los camarones. La cocina de Roberto Cuadra se ganó un 10 para comenzar nuestro almuerzo.
Di paso al chicharrón mixto, un plato con trozos de corvina, camarones y aros de calamar rebosados en harina y fritos, acompañados por una salsa tártara, unas julianas de cebolla morada y unas crocantes tostadas de plátano verde. Todos los sencillos elementos de este plato estaban cocinados a la perfección. Todos los mariscos del plato estaban crocantes y jugosos por dentro y se complementaban muy bien con una salsa tártara de sabor suave a la cual le adicionaba la cebolla morada junto y por separado cada elemento de este entrante una delicia.
Por ultimo pasé al tiradito al ají amarillo. Comparado con todos los platos que le precedieron o siguieron en la mesa, este era el menos atractivo a la vista, un poco desordenado para mi gusto. El tiradito lo hacen de tiras de corvina bañadas en salsa de ají amarillo y limón. El pescado fresco, suave y apetitoso, la salsa, una emulsión de leche de tigre con ají amarillo y aceite de oliva, totalmente insuperable.
Antes de ordenar los platos principales preguntamos si nos podían preparar ostiones (vieras o scallops) a la parmesana. Nuestra mesera nos dijo que no aparecían en el menú, pero que con gusto nos podían preparar unas, por lo que lo ordenamos junto a un gratinado de mariscos y un lomo Soubise.
Pasado unos minutos nuestra mesera llegó a la mesa con las vieras a la parmesana. Si no conoce los ostiones, vieras o scallops, estas son las conchas en el logo de la gasolinera Shell. En fin, nuestro plato se compuso con seis vieras gratinadas con queso parmesano y un toquecito de mantequilla, que sabían a gloria pura. Suaves, jugosas, tiernas y deliciosas, estas vieras sin duda son la octava maravilla del mundo y elevaron la experiencia en las mesas de Roberto Cuadra a niveles celestiales.
Con la expectativa del goloso y con la vara más alta que nunca, llegaron nuestros platos principales. Inicié por el lomo Soubise y debo confesar que no fue mi primera elección ya que había ordenado lechón, pero ese día no tenían disponibilidad del plato, por lo que sin pensar mucho me pasé a este lomo. Después me quedé pensando que un plato francés en un restaurante peruano podía ser una mala idea, pero a lo hecho, pecho.
Gran error dar por mala la opción del lomo Soubise. Eran dos medallones de lomito de res ahogados en cebollas caramelizada integradas con queso gruyere, mantequilla y crema, con un toque de miel y nuez moscada. Todo gratinado. La carne cocinada a la perfección, suave y jugosa sumergida en esa deliciosa amalgama de cebollas y queso. La cocina de Roberto Cuadra nos sorprendía plato a plato.
Al final llegó el turno del gratinado de mariscos: pescado (creo que corvina), camarones y calamares con un gratinado de queso mozarela, vino blanco, crema y un toque de queso parmesano, todos estos mariscos sumergidos en esta perfecta y cremosa salsa de sabor maravilloso. Sin duda, una experiencia suprema para cualquier paladar. Los quesos se derretían en la boca combinando deliciosos con los frescos mariscos usados por el restaurante de Roberto Cuadra.
Para terminar, no podía retirarme sin probar el suspiro limeño, el cual ordené al último. Servido en una copa de martini, este sedoso dulce de leche coronado con crema batida fue un corolario de lujo para una comida maravillosa. Dulce, sin ser empalagoso, evocó en mi memoria mis mejores comidas en el Perú.
El servicio es muy bueno, el lugar es amplio y agradable, elegante sin excesos y si bien es cierto no es barato, la comida de «Roberto Cuadra Cocina Peruana» vale cada centavo que se paga. Cada plato fue simplemente perfecto y la experiencia algo inolvidable y que se debe repetir. Lima, capital del Perú, ha sido escogida como el destino gastronómico número uno del mundo por muchos sitios especializados. Los salvadoreños no tenemos que ir hasta Lima, ya que tenemos en este restaurante una verdadera embajada limeña para disfrutar de esta maravillosa comida.
Red Fork otorga al restaurante «Roberto Cuadra Cocina Peruana» siete Tenedores Rojos, un aplauso, una fanfarria y una grande, muy grande ovación para esta magnífica cocina.
Para nuestros lectores que pregunta por los precios:
Tiradito al ají amarillo $ 9.00
Causa rellena de camarones $ 9.00
Chicharrón mixto $ 10.00
Vieras a la parmesana $ 12.00
Gratinado de mariscos $ 21.00
Lomo Soubise $ 19.00
Suspiro Limeño $ 5.00
Y no probaron un Pisco… pecado.