Por Chef Ed Enófilo
#1 de El Salvador Vivino
Aunque hay muchos tipos de botellas con múltiples formas, tamaños y colores, hay algo en común en todas y es, que todas tienen en la base, en el fondo o fondillo una oquedad convexa, una hendidura o curva hacia adentro; algunas apenas visibles y otras tan profundas que pueden alcanzar los 5 centímetros, esta hendidura se le conoce como “picada”.
Hay mitos alrededor de la picada, se dice que a mayor la convexidad mejor el vino o que la hendidura sirve al garzón para apoyar su pulgar adentro y así, servir el vino con el toque de glamour que corresponde; esto totalmente falso.
La realidad es que la picada data de los primeros sopladores de vidrio que dejaban esta forma para que la botella pudiese mantenerse de pie sin dificultad, disminuyendo la cantidad de unidades que se dañaban durante la fabricación. Sí, las técnicas para elaborar botellas han mejorado, pero esta oquedad convexa o culito ha permanecido allí principalmente por tradición.
Con el tiempo en el mundo del vino, enólogos y enófilos han descubierto lo bueno de este look; la picada sí tiene algunos beneficios, por ejemplo los vinos de guarda, a medida siguen añejándose en botella pueden desarrollar sedimentos y estos, quedan depositados en el círculo exterior de ella, ayudando así a concentrar los sedimentos en la botella y reducirlos en la copa.
En el caso de los espumantes, ayuda a mantener la presión interior repartida en mayor área de contacto, evitando que estallen por si solas. Y en todo tipo de botellas, esta hendidura también las hace más resistentes contra golpes.
Para juzgar un buen vino, no nos dejemos llevar por el tamaño de la picada, pues algunas casas de vinos al conocer del mito, generalmente los hacen con una picada más grande para aparentar mejor calidad y aumentar el precio.
En el mundo literario se dice que no debemos juzgar a un libro por su portada, y de la misma forma, no debemos juzgar a un vino por su botella.
Salud!