Por Chef Ed
#1 de El Salvador Vivino
Hubo una vez, un período oscuro dentro del mundo de la viticultura, en el cual, una plaga acechaba a las vides europeas y, al cabo de 3 meses, las plantas morían.
La Filoxera como se conoce a este insecto que causó grandes daños a la vinicultura mundial, destruyó casi el 40% de los viñedos franceses y de otras regiones. Incluso, esta plaga borró totalmente algunas cepas. Alegremente otras cepas fueron redescubiertas, como el Carménère, que se creía extinto, pero apareció en Chile o la Maturana que se encontró en Navarrete en España.
A mediados del siglo XIX cuando se importaron algunas vides de EEUU a Europa, se desencadenó esta plaga, pues la Filoxera es oriunda de ese país; las parras americanas son inmunes a esta plaga, pero las vides europeas no tenían defensa y poco a poco fueron perdiéndose. Y ahí es donde se encontró la solución.
Si bien es cierto, no existe cura para este especie de pulgón amarillo, sí encontraron formas de controlarlo. Utilizaron vides norteamericanas para injertarlas con las autóctonas; éste método logró que las plantas Europeas fuesen resistentes.
Es por eso que todos los viñedos de Cepas Europeas, excepto los de algunos suelos arenosos y con condiciones especiales como los de Chile, usan portainjertos de EEUU. De no utilizarlos, existe un gran riesgo de volver a contraer la enfermedad de la Filoxera.
Por eso degusto con gran afán una copita de tinto francés mientras escribo estas letras, pues la filoxera está que acecha.
Salud!!