Recientemente navegando en las redes sociales me encontré con un podcast de Pencho y Aida, una entrevista que hicieron a la chef Marta Elena García en relación con su carrera y los 50 años de su restaurante El Bodegón, después de escucharlo me quedé motivado a regresar y probar nuevamente sus platillos.

El Bodegón es, sin lugar a dudas, el restaurante de manteles largos más tradicional del país; por años a cargo de Angel García o Angelito, como le llamaban sus clientes, un español que dirigió el restaurante que habían abierto sus suegros en una época de mucho lujo y detalle en el servicio. Este sitio ha visto el paso del tiempo, ha visto abrir y cerrar cualquier cantidad de restaurantes que tal vez alcanzaron mucha popularidad en algún momento, pero nunca tuvieron la fortaleza y la solidez de El Bodegón.

Es un restaurante mediano, con mantelería blanca y con la cristalería dispuesta en todas las mesas, claramente un sitio de alta gama; la sala estaba sola ya que llegamos a las 12:00 del mediodía, apenas abriendo y nos encontramos con 4 meseros vestidos de traje formal, que nos dejaron elegir una mesa y nos llenaron las copas de agua, dejando en nuestras manos el menú.

Si bien es cierto es un restaurante de influencia española, su cocina y su menú tiene un poco de todo lo grande del viejo continente; pensando así, decidimos ordenar un paté de la casa y unos huevos rotos como entrada y, como platos de fondo, una corvina en mantequilla negra y un filete Wellington.

Lo primero que arribó a la mesa fue el paté, en definitiva una porción bastante generosa que enfrían en molde, con una capa de higos caramelizados y que sirven con un platito de rebanadas pequeñas de pan tostado, la textura firme pero cremosa era impresionante, el paté era un sedoso y el sabor umami del hígado, la mantequilla era brillante, unos suaves tonos cítricos, tal vez de algo de vino y el contraste con el dulzor de los higos era perfecto, un 10 para este patecito.

Después pasamos a los Huevos Rotos con Chistorra (este plato cuya versión actual se le debe al cocinero español Lucio Blásquez), se compone de papas fritas con coronadas por un huevo estrellado y chistorra, las papas eran suaves en el interior y tenían una delgada capa dorada y crujiente, el huevo perfecto para este plato, debe ser frito en oliva con la yema suave y con la clara con puntillas (pedacitos crocantes y dorados, bien fritos alrededor del huevo). Este fue precisamente el caso, la yema se derramaba completamente líquida como una salsa sobre las papas, esto que es un plato verdaderamente sencillo, ejecutado con maestría por la cocina de El Bodegón, absolutamente memorable.

En nuestras propias conversaciones estábamos, cuando pudimos ver a Marta Elena, la chef y dueña del lugar salir de la cocina y acercarse a todas las mesas para asegurarse que todo estaba bien con el servicio, este detalle poco frecuente en esta época, muestra a los comensales la preocupación que tiene la cocina y su chef por las necesidades y deseos de sus clientes.
Lo siguiente que llegó a la mesa fue el filete de pescado: Corvina en mantequilla negra y alcaparras que la cocina acompaña con vegetales a la plancha, la beurre noir o mantequilla negra y las alcaparras realzaban el sabor de la corvina, el sabor a nuez de la mantequilla era una sutil maravilla y quedaba perfecto; entre bocados un trocito de calabacín o berenjena le daba el contraste ideal de sabor en el paladar.

Lo último que llegó a la mesa fue el Beef Wellington, este platillo inglés nombrado así en honor al Duque de Wellington, general al frente de los ejércitos británicos en la derrota de Napoleón en Waterloo; tradicionalmente lomito de aguja envuelto en una duxelle, paté, jamón y hojaldre con papas fritas, el Wellington estaba dorado y de buen ver, al partirlo podías notar que estaba rosado por dentro, así como nos gusta y como debe servirse.

La costra de masa era delgada y perfectamente dorada, en este caso los hongos no estaban picados, sino cortados en rebanadas delgadas, el lomito era suave y jugoso, y los sabores del paté, carne y hongos era simplemente gloriosos; perfecto es poco para describir esta maravilla de plato.
Como teníamos un espacito elegimos como corolario compartir un postre y ordenamos una crema catalana; el aspecto más que modesto, porción generosa, caramelo grueso y de color oro quemado que prometía mucho, cuando enterramos la cuchara escuchamos el crujido esperado, la crema gruesa y de consistencia untuosa estaba calientita, con un dulce suave que contrastaba en textura y dulzor con el caramelo, perfecto cierre para un almuerzo fabuloso.

El lugar es impoluto, impecable, los decorados son clásicos, sus elegantes meseros están siempre cerca sin inmiscuirse, te permiten conversar y comer a gusto, pero te dejan saber que están allí, a un simple ademán; las porciones son notablemente generosas, las materias primas de sus platos son indudablemente de primera calidad y los sabores son espectaculares. Perfecto es el apelativo que calza mejor con esta experiencia.

El Bodegón cumple 50 años y lo celebran dejando comida de primera en sus mesas, comer aquí no es barato, pero sus precios van más que acordes con la calidad de comida y lo exclusivo de la experiencia, Red Fork otorga 7 tenedores rojos a El Bodegón y su extraordinaria chef.

Para los que preguntan precios y ubicación:
Paté de la casa $ 15.00
Huevos rotos con chistorra $ 13.00
Beef Wellington $ 35.00
Corvina en mantequilla negra y alcaparras $ 28.00
Crema Catalana $ 8.00
El mejor de sivar con la chef mas bella de la ciudad
Que bueno es conocer que en nuestro pais existe este tipo de buenos restaurantes
El día que tenga 100 dólares para hacerlos chingaste, y eso que no mencionan la bebida… Me daré ese lujito… Pa mientras Red fork, vuelvan a lo que come el populacho, ahí solo diputados comen…
el mejor restaurante de El Salvador.
Sin competencia. Pura clase.
Siempre recordare a Angelito sonriente a la entrada saludar a cada uno de sus clientes. El trabajo y esfuerzo que puso en hacer de El Bodegón, el mejor restaurante de El Salvador, continua hoy día en manos de su hija. Felicidades mil veces!
El artículo dice: «llegamos a las 12:00 del mediodía». Lo que quiero saber es, ¿entre cuantas personas fue ese gasto de $100? ,conste que sin contar las bebidas ni la propina; ¿O sera el típico salvadoreñismo de decir «fuimos» cuando solo era una persona la que fue? Desafortunadamente, en la realidad que vivimos en nuestro país, los salvadoreño de a pie no nos podemos dar el lujo de comer en un lugar así, a menos que nos invite un pariente o conocido que viene de Europa ya que ir a un restaurante así y con esos precios es normal para los ciudadanos comunes de allá ya que ellos ganan mínimo 3000€ al mes.
Hola Domingo, en El Bodegón estuvimos 2 personas