En nuestro tour por lo más refinado de la gastronomía salvadoreña, llegó el turno de Irineo de Oscar Latamendi, un chef español que llegó a El Salvador en el año 2002, para abrir un restaurante que llevó por nombre Kontrastes; tras un problema de salud, tuvo que volver a España y su establecimiento terminó cerrando. En 2015 volvió al país y, junto con su anterior equipo, abrió un nuevo local con el nombre de Irineo.

Este lugar queda en el bulevar El Hipódromo, justo frente a Gourmandises, la entrada es un portón desde donde te invitan a pasar con tu vehículo; funciona en un salón y la terraza de una casa, la decoración, sin ser presuntuosa, es elegante y de buen gusto. Pedro, el mesero que nos recibió, nos permitió elegir una mesa y después de acomodarnos nos dejó los menús.

Luego de revisar su interior, elegimos para empezar, hongos rellenos de tocino y pulpo frito; y, como platos de fondo, magret de pato, ravioles rellenos de porcinis y flap meat con salsa de pimienta verde. Pedimos que nos llevaran los platos de uno en uno para poder compartirlos y saborearlos calientes.

Estábamos conversando, cuando nuestro mesero nos llevó el Amuse Bouche; como antes lo hemos explicado este platillo es un entretenimiento que el chef de la casa envía a la mesa para presentarse a los comensales, como introducción este bocadillo era un sofrito de vegetales con una galleta de mantequilla, sabroso y lleno de textura, iniciamos bien.

Después, llegó nuestro primer plato: el pulpo frito, eran dos puntas de tentáculo de pulpo fritas sobre hongos y pimientos salteados, el plato era hermoso, el aspecto del pulpo frito parecía glaseado, como si hubiera sido frito con harina de arroz, cuando lo partías era suave y jugoso por dentro, perfecto en su punto de cocción y sabor, la cocina había comenzado con un 10 perfecto.

Pasé a los hongos rellenos de tocino: eran 7 champiñones gratinados con un poquito de pesto a manera de salsa, el plato bien montado y con un delicioso aroma era más que apetitoso, los champiñones estaban perfectamente cocinados y jugosos y el relleno de tocino y parmesano tenía un sabor suave que combinaba con el dulzor del sabor umami de los hongos. Estábamos pasándola de lo mejor.

Llegó el turno de los principales, el primero en arribar a la mesa fue los ravioles rellenos de porcinis: son unas almohaditas bañadas en mantequilla clarificada y coronada con espárragos salteados y queso parmesano rallado; la pasta fresca, estaba muy fina y generosamente rellena, la mantequilla ofrecía una sabor avellanado al plato y los espárragos daban tropezones de sabor y textura, esta delicia es el mejor plato de ravioles en mucho, muchísimo tiempo.

Después pasé a la pechuga de pato, que sirven en rebanadas sobre cous cous y acompañan con trozos de manzana verde y salsa de frutos rojos; es un de los platos más populares de la alta cocina y uno de mis favoritos, por lo que tenía una gran expectativa, el término correcto de esta carne es rosado y así estaba, en cuanto a la cocción extrañé un poco la piel crocante así la prefiero, esta estaba suave; en cuanto al sabor, el magret combinaba perfecto con el dulce de la salsa de frutos rojos, era un plato muy bueno, pero de todo lo degustado fue lo menos impresionante.

El ultimo plato que llegó fue el Flap Meat con salsa de pimienta verde y puré de papas: como todos los platos anteriores la presentación era elegante y apetitosa, el filete de un poco más de 8 onzas era un corte de vacío que estaba en su punto, rosado por el centro, muy suave y jugoso, la salsa de pimientas era de otro mundo; el sabor suave de los granos de pimienta verde puestos enteros en la salsa, daban saltos de sabor en el paladar, el puré, por su parte era cremoso y bien sazonado; este plato era simplemente glorioso.

Con tan buena experiencia teníamos que terminar con algo dulce y ordenamos una pannacotta de queso y un mousse de chocolate negro. Siendo sincero, los postres tenían un aspecto más modesto que los platos salados, decidí empezar por la pannacotta de queso que sirven con una miel de maracuyá y terroncitos de galleta; si el aspecto era sencillo, el sabor en contraste era sublime, la pannacotta era cremosa y de sabor sutil y la miel de maracuyá dulce y contrastante, la galleta aportaba cambios en la textura, otros 10.

Por ultimo pasé al mousse de chocolate negro: este postre era simplemente un choque de trenes en el paladar, de sabor intenso, dulce y amargo como esperaba, apenas matizados con una miel de naranja, como una fiesta al paladar como colofón del almuerzo.

Pedro, nuestro mesero, se tomó el tiempo de explicarnos un poco la historia de Irineo, muy agradable su servicio y el de su equipo, los platillos más allá de su presentación, eran sabrosos, llenos de texturas y cocinados con maestría. Parece poco, después de esta gran experiencia, otorgar siete tenedores rojos a Irineo.

Para los lectores que preguntan por los precios y ubicación:
Magret de pato $ 25.50
Flap Meat $ 25.00
Pulpo frito $ 18.50
Champiñones rellenos $ 18.50
Raviolis rellenos de porcini $ 18.00
Panna cotta de queso $ 6.00
Mousse de Chocolate Negro $ 6.00
Estuve allí anoche, simplemente exquisito!!
Me encanta