Imperdible Olio en Plaza Volcán

Siguiendo nuestro Fudtúr Out-Of-Town nos dirigimos hacia el Volcán de San Salvador, para comer en un joven restaurante llamado Olio, este que recién abrió sus puertas en la segunda planta de Plaza El Volcán y, viene a la vida, de la mano del Chef Roberto Cuadra, por lo que, nuestras expectativas eran las más altas de lo habitual.

En Plaza Volcán nos recibió un clima invernal espectacular, había tanta neblina que parecía que estábamos en otro lado más lejos de casa; subimos al restaurante, elegimos una mesa en la terraza, al fondo para estar más cerca de la orilla, próximos a las nubes; por alguna razón la neblina no entraba y parecía quedarse afuera, como haciendo una pared natural, como si una nube te franqueara de momento, dando la impresión que podías cortarla o comerla como algodón de azúcar. Sé que ésta es una reseña de gastronomía y ahorita vamos a la comida, pero era tan bonito, que no quise dejar de compartirlo.

Después que nos llegó el menú y un par de Supremas, para ir entrando en ambiente, notamos que la oferta gastronómica es bien ecléctica, en tanto que reúne platillos de muchas cocinas diferentes: plato de papas preparados, emparedados, burgers, cazuelas, ceviches, carnes! es decir, para todos los gustos, en un ambiente bastante informal, ordenamos un poco de todo. Como entradas, una Cazuela de Chorizos Endiablados y unas Choripapas; para almorzar, un Sándwich de Pollo de Piñata, una Olio Bacon Burger y un Lomo de Aguja a la Aglio Olio.

Lo primero que llegó a la mesa fue la Cazuela de Chorizos Endiablados, servida en una cacerola de hierro caliente, que humeaba, chisporroteaba y despedía un aroma que invitaba a probarla. El menú promete una cazuela para chuponear y esto es evidente, al recibir esta cacerolita salsuda y una pieza de pan rebanada de acompañante. Con abundante salsa a base de tomates, chorizo, vino blanco y un toque de chile, era perfecta para mojar el pan. Al probarla, todos los sabores estaban allí, los chorizos sabrosos, el tomate ácido, dulce, cremoso y el toque picante, todos los sabores bien presentes en el plato.

Saboreando la cazuela estábamos, cuando llegaron las papas con chorizo, un plato de papas fritas con trocitos de chorizo con alioli de la casa; las papas son hechas desde cero, es decir, que las pelan y cortan, son suaves por dentro y tienen una delgada capa crujiente en el exterior, prueba de que fueron freídas en profundo perfectamente y a dos tiempos por la cocina, la combinación con los chorizos y el alioli perfecta, plato a repetir.

Para empezar a ponernos serios llegó el Sándwich de Pollo de Piñata, como su nombre lo indica, este fue inspirado por los emparedados de pollo que se suelen comer en las piñatas desde siempre. Sin embargo, en Olio elevan la experiencia al hacer la ensalada de pollo espectacular, un pan redondo tostadito con mantequilla y añadirle papas fritas crujientes en corte de hilo, que le daba tropezones tostaditos a la cremosidad del relleno. Lo probamos e inmediatamente nos transportamos a la niñez y, al mismo tiempo, reconocimos experiencia gastronómica de gran nivel.

Ordenamos otras Supremas para maridar nuestra comida y dimos paso a la Olio Bacon Burger, que con un aspecto apetitoso, invitaba a entrarle de inmediato, así como llegó a la mesa calientita. Su mezcla de puyazo y lomo brindan un intenso sabor y jugosidad a la pattie. La promesa del tocino, más que rebasada por la abundante porción que ponen en la Burger, el sabor ahumado del tocino combinaba con la mezcla de res de la casa a la perfección, absolutamente repetible.

Para terminar aterrizó el Lomo de Aguja a la Aglio Olio con pan de la casa, con una carne sobre una camita del Aglio Olio que se traduce a “aceite ajo”. Un plato mediterráneo con 5 medallones de lomo de aguja a la plancha, cuya guarnición es aceite de oliva con ajo y algunas aceitunas de tomates uvas; en mi mente, me remonté al menú de Donde Mikel, un lugarcito en la Zona 10 de Ciudad de Guatemala que solía visitar con regularidad, la carne suave y sabrosa y el aceite una completa bomba de sabor que te querés llevar con el pan a la boca. Por ser papista, talvez un poco más de dorado le habría venido bien a la carne, de allí todo perfecto.

Disfrutando aun de los recuerdos que traia el lomito, decidimos seguir adelante y apostar toda esta excelente cocina en un postrecito, pedimos unevamente el menú y nos dijeron que los postres eran de la cocina de La Trattoria y, conociendo su calidad, ordenamos sin dudar las dos opciones de Involtinos di Mascarpone. Son unas crepas delgaditas rellenas, como un burrito pequeño y tostadas a la plancha antes de servirlas, lo que le da al relleno cremoso una textura crujiente.

El Involtino de la casa con mascarpone, leche condensada, licor de naranja y salsa de fresas, una experiencia en el paladar, lo primero que llega a la boca es el sabor del queso; luego, aparece e cítrico del licor de naranja y terminas con los tonos ácidos dulces del coulis de fresa, un 10 como cierre de esta gran comida.

Olio es un lugar que vale la pena visitar, su menú es tan variado que se adapta a todos los gustos y edades; la relación precio beneficio es favorable al cliente, ya que cuando comes, tenes esa sensación de salir ganando, la mano del Chef se siente en este menú, que confieso, a la publicación de esta reseña ya habíamos probado nuevamente y esa burger y ese lomito nos habían alegrado nuevamente el día. Seis Tenedores Rojos para Olio en esta visita, felices por nuestro almuerzo, confiamos que OLIO continuará llevando grandes sabores a la mesa y mantendrá el valor para sus comensales.

Para los que preguntan por los precios y ubicación:

Cazuela de Chorizos Endiablados: $6.65
Choripapas $ 5.50
Sándwich de pollo de piñata: $6.75
Olio Bacon Burger: $7.75
Lomo de Aguja a la Aglio Olio: $12.95
Involtino di Mascarpone: $4 cada orden de 2

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