Cuando nuestras redes sociales se llenaron de recomendaciones para La Esquina de Kurt, supimos que era momento de asomarnos a sus mesas y conocer algo de sus propuestas; Kurt es una de los chef que cocinaron en la primera temporada de TOP CHEF, un detalle que motiva más mi curiosidad al rededor de su trabajo, LEK es un restaurante totalmente reinventado, antes funcionó en las cercanías del Hospital de la Mujer, con una oferta principalmente de emparedados. Según nos dijeron, eso quedó atrás y ahora tiene una propuesta más completa, así que decidimos llegar al mediodía y como siempre, temprano, antes que llegue mucha gente.

Decidimos hablar para reservar, porque antes nos advirtieron que a veces no hay lugar disponible y, aunque el día que llegamos no estaba lleno, pudimos constatar que en cuestión de minutos la gente fue ocupando todas las mesas; que bien por este sitio que parece está cautivando de a poco a los comensales, el lugar es pequeño y moderno, con mesas de madera vista, la verdad que todo se ve en su lugar.

Nos atendió una mesera que se identificó como Fran, quien después de llevarnos a nuestra mesa, regresó con una jarrita de agua caliente. En la mesa tienen unos platos con una especie de pastillas grandes que ellos mojan con el agua caliente de la jarrita, las pastillas empiezan a humedecerse y estirarse hasta revelar que son toallitas para las manos, un detalle que sin duda nos gustó; ordenamos nuestras bebidas y descargamos el menú del código QR que está en la mesa.
Después de revisarlo y conversar con Fran, nuestra mesera, elegimos como entrada unos calamares fritos, unos calamares empanizados, unas croquetas de jamón ibérico y un tiradito Nikkei y, como platos de fondo, un lomito y una Burger de pollo estilo coreano; después de que aterrizaron nuestras bebidas, dimos la respectiva chambriada con los amigos y nos alistamos a esperar las viandas.

Empezamos con los Fried Thai Calamares, un plato de calamares rebosados y fritos en profundo, servidos con dos tajadas de limón tatemado y una ramekin de mayonesa picante, el rebosado de un dorado suave, pero bien crocante, el limón ácido y con toques de amargo le daba un plus de sabor diferente y la mayonesa era una obra de arte, cremosa y especiada, buen arranque.

Después, pasamos a las croquetas Joselito, tres croquetas de buen tamaño, servidas sobre hoja de huerta y alioli de la casa, la versión de Kurt de este clásico español es empanizada y con el corazón de puré de papas, súper cremoso y lleno de trocitos de jamón serrano, que le aportaban tropezones a la textura a lo cremoso de la papa y creaban variantes en el sabor en el paladar.

Pasé al tiradito nikkei, es un plato largo lleno de colores intensos, muy agradable a la vista, nikkei es la palabra con la que se llama a los japoneses que viven fuera de Japón y es la palabra que adoptó la cocina peruana para los platos que fusionan su cocina y la nipona; la versión de Kurt tiene rebanadas de salmón que descansan en salsa de ají amarillo y salsa de anguila, por lo que su platillo es dominado por un suave picante y un sutil dulce, la salsa que a simple vista me pareció poca, está prácticamente cubierta por el atún, tiene una consistencia untuosa que viene pegada a los pequeños filetes de pescado, delicioso.

Pasé a los Rock Shrimps, es un volcancito muy generoso de camarones tempura, bañados en una salsa de miel picante salpicados de sésamo negro y blanco y rebanadas de cebollín, los aromas de los platillos en general son suaves pero llamativos, este es el más atractivo, los camarones bien tronadores, pero lo mejor del plato era el sabor de la miel, en un principio te llega claro al paladar el sabor a panal de abeja y poco a poco van apareciendo las especies y el picante de la salsa, tan bueno que no quieres que se termine.

Así llegamos a los platos de fondo, empecé por el Lomito Zacapa, la cocina sirve 5 rebanadas de lomito de aguja acompañadas por strings de papa frita, costra de parmesano y una demi-glace con ron Zacapa, adornados por pétalo de begonias y un clavel; paso rápido de las papas porque confieso que algunos estaban tostados y otros no, no fueron mis favoritos, la carne que sirven con una bombita de Zacapa por otro lado estaba de muerte lenta, muy suave y jugosa, la salsa que la acompañaba absolutamente perfecta. Un 10 para la cocina.

Por último Honey Sriracha Fried Chicken, un filete de pechuga de pollo empanizada, bañada en salsa de miel picante con ensalada de col, todo dentro de un pan de mantequilla, acompañado de papas fritas, el plato pareció el más sencillo de los ordenados, pero los sabores siempre estaban perfectos.

Como ya estábamos full, pedimos la cuenta y nuestra mesera dijo, “pero como se van a ir sin un postre” y así, débiles como somos, sucumbimos y pedimos para compartir un Cheese Cake Tacos, tres tacos en una especie de tortilla de masa de wonton que a simple vista se ve que elaboran en casa y que salpican con azúcar y jengibre, rellenos con un cremoso de cheese cake con mermelada de fresa; el aspecto moderno y el relleno cremoso con poco dulce y en contraste con la mermelada, se come con las manos, así como un taco y el jengibre le da un retrogusto saladito en el paladar, excelente cierre para una mejor mesa.

El menú del Chef Kurt es absolutamente ecléctico, platos de diferentes cocinas como, la japonesa, thai, peruana, coreana o española, los sabores bien definidos y diferentes, las presentaciones apetitosas y el servicio excelente, fue una de las mejores comidas del año, los platos no son grandes, pero su precio se justifica sobremanera por la calidad y el sabor de los que sirven. Red Fork otorga su máxima calificación, 7 Tenedores Rojos a La Esquina de Kurt.

Para los que preguntan los precios y ubicación:
Fried Thai Calamares $8.25
Rock Shrimps $ 9.00
Croquetas Joselito $ 6.75
Tiradito Nikkei $ 10.00
Lomito Zacapa $ 17.00
Honey Sriracha Fried Chicken $ 7.50
Cheese Cake Tacos $ 7.00