Esta semana, elegimos conocer la nueva experiencia de La Gastroteca, que ellos han llamado Chef’s Table. Un nuevo formato que funciona solamente los días lunes y consiste en introducir a los comensales en una experiencia que promete ser única y dedicada, y además está disponible solamente con reserva.

Puede ser una cena de pasos tres o cuatro o un petit menú solo del día; en cualquier caso, el menú habitual nunca está disponible en Chef’s Table y la casa te promete que al menos en un año no repetirá los platos de los lunes, lo que le da un halo de exclusividad aún mayor que el que brinda el propio ambiente de La Gastro.
Al llegar notamos que el menú del día era una cena de tres pasos que ponían en su pizarra y que incluía el maridaje: paso 1 Crispy Rice Octopus con un Dark Horse Blanco, paso 2 un lomito de res con salsa de hongos porcini maridado con un tinto de Álamos y, como cierre, una crema de manzana caramelizada con café de especialidad o té negro. Me gusta la sensación de tradición de las pizarras de yeso, un detalle que siempre he apreciado de La Gastroteca.

Después que Franklin nuestro mesero, nos llevó a la mesa, apareció desde la cocina el Chef Rodrigo Ascencio quien después de saludarnos nos comentó cómo funcionaba Chef’s Table y qué es lo que podíamos esperar; me preocupó un poco enterarme que no tenían disponible el menú habitual porque mi acompañante es alérgica a los vacunos y sus derivados y al gluten. Expresé al chef anfitrión esto y me dijo que estaban listos para eso y de inmediato revisó junto a mi acompañante el menú del día y encontró una opción para cada paso de la cena.
Unos minutos después, nuestro mesero apareció en la mesa con el amuse buche, un plato pequeño, apenas un bocadillo, que tradicionalmente abre las cenas formales y que sirve como saludo y presentación de la cocina; para mí llegó un gnocchi y para mi acompañante un carpaccio de pepino.

El gnocchi cubierto con una salsa de queso, emental si no me equivoco, con unos tropezones de prosciutto fritos y pecanas, la salsa era deliciosa cremocita y el gnocchi estaba suave, perfecto. El Carpaccio de pepino, al que también le metí el tenedor era una ensaladita con pepino, Supremas de naranja, lechuga y aderezo francés, con un delicado ácido y un dulzón que abría el apetito. Los sabores de estos platillos con los que la cocina se presentó anunciaba una buena mesa y las expectativas iban en alza.

Después, llegó la entrada consistente en trozos de arroz de sushi fritos y empanizados en maicena con pulpo salteado sobre líneas de alioli de aguacate, los trozos de arroz estaban crujientes y el pulpo jugoso y suave en su punto.

Llegaron los platos principales: primero la carnita, dos medallones de lomito de aguja sobre puré de papas, espárragos y salsa de porcini. Un absoluto espectáculo, el lomito de buena altura, cocinado en su punto y jugoso, tan suave que no querías parar de comer, el puré cremoso y con aroma a mantequilla y la salsa una verdadera maravilla, llena del contundente sabor umami de los porcini, que hacía match con la carne y el puré, perfecto en cada bocado.

El salmón servido sobre una ensalada de brócoli, espárragos y tomates cherry, la porción de buen tamaño con el centro rosado y suave, con la piel dorada y crujiente, delicioso y los vegetales crujientes en su punto; sin duda en medio de una gran comida hay algunos que alcanzan a destacarse, ese fue el papel de los platos principales.

Destacables las porciones de los platos porque eran bastante generosos y llenadores, tan así, que tuve que echar mano de ese estómago de emergencia para hacer espacio al postre. Mi acompañante recibió un copón de frutos rojos macerados, fresas, arándanos y moras, un postre natural y refrescante perfecto para cerrar la cena, con un macerado apenas dulce que permitía disfrutar del sabor de todos los frutos.

Por mi parte, recibí las crepas con manzanas caramelizadas, un pañuelo de crepa con la orilla tostadita, con trocitos suaves de manzana verde bañadas en su propio caramelo con una bola de sorbete de vainilla; un postre más que sencillo pero ejecutado con gran precisión, que permitía disfrutar de los sabores dulces, ácidos y amargos del plato, todos sutiles y en su justa medida. En el postre estábamos cuando pasó Alejandra Girón, otra chef del equipo de La Gastroteca que hacía un paseo por todas las mesas para asegurarse que todo fuera bien con nosotros, aprovechamos para felicitarla por el delicioso menú.
Sabemos de la calidad de La Gastroteca, el ganador de preseas como Restaurante del Año en 2020 y Mejor Plato del Año 2021 nos deja claro el nivel, así que siempre esperamos lo mejor cuando venimos, el menú improvisado y ajustado a las necesidades de quien me acompañaba estuvo a la altura de la calidad de la cocina, me pareció que tener opciones para cualquier contingencia fue un detalle importante que nos permitió disfrutar de la velada sin preocupaciones.
Chef’s Table fue un gran experiencia para nosotros, el servicio de Franklin un 10, la visita de los chefs a la mesa un elemento diferente que te permite conocer un poco más sobre lo que sirven, la comida como siempre deliciosa, las porciones generosas y la experiencia novedosa, que vale la pena probar. Red Fork otorga a La Gastroteca siete Tenedores Rojos en esta visita.

Para los que preguntan por los precios la experiencia costaba $ 50.00 por persona, preguntamos si ese era el precio habitual y nos comentaron que normalmente cuesta lo mismo cada lunes.