Por un buen tiempo, tuve que viajar a Guatemala con cierta frecuencia, casi siempre acompañado por un buen amigo que me llevó Donde Mikel, un lugarcito en la Zona 10 propiedad de un Vasco en donde pasamos grandes momentos y disfrutamos de la buena mesa; la geografía ha puesto distancia y no hemos podido coincidir en mucho tiempo, así que seguro por algo de añoranza me tardé un poco en venir a conocer el restaurante que Mikel abrió recientemente en la San Benito.

Llegué con unos amigos para almorzar, Donde Mikel queda en el bulevar del Hipódromo, unos 50 metros arriba de La Capilla de la San Benito, tienen un parqueo bien pequeño, pero ofrecen servicio de valet parking ($3.00), por lo que puedes entregar tu vehículo en la entrada. El sitio está bien montado, se nota que todo está en su lugar, el menú disponible en los individuales que esperan en la mesa, así que, chequeamos los ítems y ordenamos de una vez un par de entradas y tres platos de fondo.
Llegaron las patitas de calamar, un plato largo lleno de tentáculos de calamar frito acompañados de mayonesa tártara y limón; la porción generosa, pero sin duda estaban algo sequitos, seguro porque se les habían pasado de cocción.

Pasamos después al plato de jamón ibérico, un plato ovalado con lonchas de jamón cortado a mano en el momento, el corte estaba un poco desprolijo, pero el jamoncito estaba de muerte lenta, color ocre brillante, su sabor suave y terroso y esa gracita que se derrite en la boca al ponerte las lonchitas más delgadas entre la lengua y el cielo del paladar, ufff, delicioso.


Después, pasamos a los principales que llegaron juntos a la mesa, los platos de Donde Mikel son sencillos, es básicamente la proteína cocinada a la plancha acompañada por aceite de oliva con ajo y pancito para chuponiar; decidí empezar por el entrecote o ribeye, un filetote termino medio, rojito por dentro y bien caramelizado por afuera, fue un gran saludo de la cocina, la carne suave y la parte de la gracita con el ajo del aceite de oliva se deslizaba por la garganta, un 10 o 11 de calificación.

Después puse mi vista en los camarones, 8 especímenes de buen tamaño, caramelizados por el calor de la plancha y con un aspecto absolutamente delicioso; a ojo de buen cubero le calculé una librita de camarones al plato, el punto de los camarones fue perfecto y estaban tronadores, absolutamente deliciosos.

El último fue el lomito de aguja, que sirvieron también en su punto y suavidad debida, aproveché para tomar un par de rebanaditas de pan para chuponiar el aceite con ajo; el pan por cierto de miga suave y pesadito como debe ser un buen pan, la verdad que todo en el menú se ve y se siente de buena calidad, delicioso.

Después de la comida, tomamos un tiempo de meditación como de 2 segundos para decidir si pedíamos postre y optamos por elegir dos: una crema catalana y un torta vasca; la primera con su costra de caramelo flameado y decorada con frutos rojos, quebré la costra de caramelo y la crema era untuosa, de sabor suave y delicado, queres cuchariar todo de un solo.

La segunda, la torta vasca es un pastel de queso crema horneado, bien parecido a cheesecake estilo Nueva York pero sin costra, esta versión de Mikel también llamada torta de San Sebastián es absolutamente perfecta, su sabor suave, textura entre cremosa y esponjosa fue un cierre delicioso para un gran almuerzo.

Aparte del término de los tentáculos de calamar, todo lo demás que comimos estaba delicioso, los precios pueden parecer altos pero las porciones son más que generosas y las materias primas son de la mejor calidad posible, los sabores son potentes, deliciosos y el servicio es más que bueno. Red Fork otorga 6 Tenedores Rojos a Donde Mikel y nos levantamos queriendo regresar.

Para los que preguntan la ubicación (click aquí y el wase te lleva) y los precios: patitas de calamar 12, jamón de bellota 35, camarones 25, lomito 22, entrecot 30, crema catalana 5 y torta vasca 5